miércoles, 7 de agosto de 2019

Santiago y las ballenas de la Patagonia





Santiago desde pequeño había creído firmemente en que vivimos en un universo mágico. La magia la podemos encontrar por doquier. Se encuentra en el susurro del viento, la bendición de la lluvia, el canto de las aves, la diversidad de la vida marina, el amor y la maravillosa energía de los árboles y el canto a la vida  de los animales hacia sus familias.

El muchacho provenía de una familia de marineros. Su padre y sus tíos se levantaban en el amanecer a adentrarse en el mar para pescar  con el fin de nutrir a su familia y amigos. Respetaban mucho la vida del mar y no tomaban más allá de lo necesario. Les disgustaba aquellos pescadores que tomaban la vida del mar  solo por deporte y crueldad.  El padre de Santiago siempre les enseño a sus hijos a respetar y honrar la vida y el muchacho lo practicaba en su vida personal.

Lucia sentía pasión por la siembra y tenía un huerto encantador en  las áreas verdes de la casa. No faltaba comida en casa. Siempre tenían cosecha de tomates, pimentones, cebollines, papas y muchas leguminosas. Ambos hermanos tenían bellas aficiones. Mientras Lucia sentía pasión por la siembra y compartía su amor con la naturaleza, Santiago le encantaba todo lo que acontecía en el universo como a todos los fenómenos celestes y  a la energía del mar.
Sabía que existía vida en otros planetas pero ¿Cómo serían? ¿Serian como nosotros? ¿Existiría otras formas de vida presentes en el espacio? Debería ser increíble conocerlas.
Sin embargo, él le parecía que su amable planeta tenía tanta magia. Había tanta conexión entre los seres vivos. Los pájaros eran felices en sus árboles y volaban libres por los aires. Los insectos beneficiaban al medio natural equilibrando las necesidades de la naturaleza y eliminando plagas. Los animales iluminaban el medio natural mostrando amablemente al hombre su diversidad de vida y el medio marino tenia tantas formas de existencia.

Solo el humano no comprendía esa conexión. Ese bello acto de amor que poseían todos los seres vivos unos con otros. Inclusive su hermana Lucia le hablaba a sus plantas y ellas le sonreían brindándoles los mejores frutos y vegetales. ¿Por qué la mayoría de las personas no lo veían?
Inclusive el sol y la lluvia tenían su propia magia cuando mágicamente aparecía posteriormente un bello Arcoíris. Santiago había tenido la fortuna de presenciar varios sin embargo había sido testigo de uno después de una noche tormentosa. Su familia pensaba que esa noche su padre no volvería a casa. La lluvia era interminable. Al amanecer, el muchacho pudo percibir un bello Arcoíris en forma de Aureola alrededor del sol. Allí supo que su padre regresaría a salvo a casa.
-No se preocupen. Veremos pronto a nuestro padre-
-¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Cómo va sobrevivir padre de esa terrible tormenta?- dijo su hermana
- Ojala sea cierto Santiago. Estoy realmente preocupada- dijo su madre con lágrimas en los ojos.
-Miren este bello Arcoíris. Es Dios que nos brinda una señal de esperanza-
-Tu siempre tan positivo-dijo su hermana.
Sin embargo a las dos horas apareció su padre en casa sonriente como si no hubiese pasado nada.
-¿Cómo es posible que hayas sobrevivido de esta terrible tormenta?- dijo su  madre abrazándolo con mucho cariño.
-Tuvimos ayuda. Una bella ballena nos mostró camino- dijo su padre sonriendo.
-Eso si es extraño. En estos mares no hay ballenas- dijo su madre.
-Si. Apareció de la  nada. La seguimos. Estábamos mojados  y con mucho frio, y sin embargo  decidimos acompañarla  Total, nos trajo a casa-
-Me alegro muchísimo. Indudablemente hay mucha magia en el mar- dijo su hermana
- No solo eso. Ellos conocen el corazón de las personas. Ellas sabían que padre siempre ha respetado la vida del mar y seguro por eso decidieron ayudarlo. Todos los animales sienten e incluso perciben los sentimientos de las personas. Dicen que las ballenas son mágicas como los delfines. Por eso ayudan en ocasiones a la humanidad-
-Tú siempre con tus ideas. Pero sigue así hijo con esos sentimientos tan nobles. Toda forma de vida debe ser respetada-
Santiago se percató también de que el Arcoíris no solo había salvado a su padre sino también le había otorgado un bello mensaje. Por lo menos eso lo sentía su corazón.

El muchacho amaba al mar y a toda vida que habitaba en el. Desde las algas minúsculas  que  habitaban en las profundidades hasta las enigmáticas ballenas. Tenía la certeza de que había una conexión entre la energía del Arcoíris y las Ballenas pero no sabía cuál era el vínculo.
Siempre había  pensado que coexistimos en un universo de colores. La naturaleza es un reflejo de ella y cada color tiene un significado. A él le gustaba mucho el azul porque lo relacionaba con el mar y todo en lo que en el habitaba. Nunca se había puesto a pensar si la energía de las ballenas y los bellos sonidos que emitían tenían una cierta relación con los colores del Arcoíris. Era una idea descabellada ya que el Arco Iris aparece nada más cuando hay un cruce entre la lluvia y el sol.

La pasión de Santiago por el mar lo convirtió en un gran marinero. Sabia donde se encontraba los mejores peces para el consumo humano, pero jamás revelo la ubicación de los corales que se encontraba en alta mar y el maravilloso mundo que existía en él. Lo descubrió por casualidad. En el habitaban hermosos cardúmenes de peces de vistosos colores, caballitos de mar, estrellas, y algas de singulares formas. Nunca había visto algo así.  Eran de enigmáticos colores y parecían que tuviesen vida inteligente y sentimientos. Al tocarlas con cariño se deslizaban de un lado de otro emitiendo bellos susurros y tonos musicales. Qué mundo tan maravilloso. Ese era su secreto. Era demasiado hermoso. El hombre todavía no estaba preparado para descubrir, respetar y amar esa maravillosa vida.
Sin embargo su curiosidad por las enigmáticas ballenas siempre estuvo presente en su corazón.  ¿De dónde vendrían esos fantásticos animales? ¿Cuántas especies existirían? ¿Por qué producían ese canto tan hermoso? ¿Querrían darnos un mensaje a los humanos o todavía estamos tan sordos para no escucharlas? ¿Qué conexión tendrían con los colores del Arcoíris? Todas esas preguntas se la hacia Santiago. Le hubiese gustado estudiar Biología Marina, pero era muy cara y no podría costeársela. Hay otras formas de aprender. El mar era su escuela y todo lo que experimentaba  en sus travesías era maravilloso.

En su tiempo libre se construyó su propio velero. Era una pequeña fragata singular. La había pintado de color azul y la tela de la veleta la había diseñado con un bello Arcoíris y un sinfín de estrellas. Su hermana le parecía que era muy original y le sugirió ponerle un nombre, así que Santiago la llamo Estrella Veloz.

Santiago y Estrella Veloz se hicieron grandes compañeros de viaje. El muchacho se había recorrido toda la costa pero nunca se había atrevido adentrarse en alta mar lejos de los suyos.
Sus padres se habían dado cuenta del amor que tenía el muchacho por el mar pero también se habían percatado que su hijo no se había atrevido a irse muy lejos para no dejarlos a ellos solos ya que las ventas de pescado eran muy buenas debido a que  él conseguía los mejores pescados de la costa.
-Hijo. A veces es bueno perseguir los sueños- le decía su padre
-¿A qué te refieres? Tengo todo lo que deseo aquí-
-Sabemos de tu pasión por las ballenas. Podrías aprender un poco más de ellas. Tal vez tengan algo que decirte- le decía su padre.
-Tendría que irme muy lejos-
-Deberías…- le dijo su hermana.
-Y cuando descubras más acerca de ellas nos podrás relatar tu aventura  cuando vuelvas de regreso a casa- dijo su  madre apoyándolo.
-Tienes ya bastante experiencia. Nunca te has perdido en tus travesías y eres un muchacho muy sensato. Sabes lo necesario para un gran trayecto. Solo tienes que arriesgarte. Puede ser una gran experiencia de la cual podrías aprender mucho- dijo su padre con cariño.

Así fue que Santiago decidió zarpar a los profundos mares de La Patagonia y decidió prepararse para ello. Trabajó muy duro para costearse semejante excursión. La travesía involucraba llevarse gran reserva de alimento. Sin embargo soñaba hacer contacto con las Ballenas. Sentía que podía aprender mucho de ellas.

Se preparó por varios meses y acondiciono muy bien a Estrella Veloz para resistir el viaje.
Llego el día y su corazón saltaba de emoción. ¿Cómo sería La Patagonia? Dicen que es una tierra hermosa y con grandes bendiciones naturales. Se despidió de su familia con un gran abrazo. Sabía que los iba a extrañar mucho. Nunca se había separado de su familia pero sabía que valía la pena.
Las primeras semanas fueron bien ligeras. El mar le respondía con calidez y no había sombras de tormenta pero a medida que se adentraba en los mares fríos, el clima cambiaba totalmente. En ocasiones  amanecía con lluvia y se calmaba a medida que se acercaba en la tarde, pero mientras  más se adentraba más en las aguas del Atlántico Sur el frio era más inclemente. Sabía que estaba cerca de encontrar a sus amadas ballenas pero la niebla  y la lluvia no lo tenía muy orientado. ¿Qué podría hacer? Se sentía perdido.

En lo más profundo de sus pensamientos pidió al Universo que lo ayudara. Las estrellas nunca le habían fallado. Fue una noche intensa. No dejaba de llover y al amanecer se pudo percibir los primeros rayos de sol. Santiago estaba exhausto. Se froto los ojos y percibió con sorpresa una bella sorpresa un bello Arcoíris  con intensos colores en el cielo. Era espectacular. Todo esto era buena señal. A la lejanía le pareció escuchar sonidos. ¿Serían las ballenas? Santiago estaba emocionado y su corazón palpitaba con fuerza. Lo que vio lo dejo totalmente impactado.

Ante él se encontraba una ballena gris de gran tamaño con sus pequeños cachalotes. Sus ojos se encontraron y al parecer se estableció una conexión maravillosa entre ellos. La ballena les cantaba amorosamente a sus pequeños. “Que amor tan grande”. Los pequeños le respondían con pequeños sonidos. Era una melodía de gran energía.
El cetáceo   volteo la mirada hacia Santiago emitiendo sonidos bellísimos. El muchacho se acercó cerca de ella con cautela dirigiendo con destreza su embarcación. No podía creer lo que percibía sus ojos. La piel de la ballena estaba escarchada y brillaba a la luz del sol y a el pequeño cachalote también le brillaba la piel pero con un tono azulado. No sabía que las ballenas eran tan bellas. Sin embargo sus ojos emitían un dejo de tristeza. ¿Qué le pasaría? Esa tristeza llego a lo más profundo de su ser. Empezó a oír un conjunto de tonos musicales interiormente dentro de su cabeza. Nunca había experimentado algo así, pero no estaban llenos de vida. Era como si quería comunicarle algo. Puso atención escuchando con su corazón, y entonces comprendió. Ella le estaba transmitiendo una gran angustia. Su especie estaba en peligro y el humano no se había percatado totalmente de como los mares iban a cambiar si no se adquiría consciencia del respeto que se debía tener a todas las formas de vida. Ellas eran mensajeras y protectoras de los mares pero si desaparecían como iban a seguir ayudando.

Santiago toco a la ballena con mucho cariño comunicándole que no se preocupara que él iba a cambiarlo.  Era como si se entendieran mutuamente. La ballena lo invito a que lo siguiese y se encontró con una gran cantidad de ballenas. Todas brillaban ante la luz del sol de diversos colores. Parecían los colores del Arco Iris. El muchacho paso meses compartiendo con ellas y ya era capaz de descifrar su lenguaje. Ellas le contaban sus secretos y le relataban que vendría un cambio para el planeta y que el debería ayudar enormemente para que la humanidad no se perdiera.

Llego el momento de la despedida. Santiago sabía que tenía que regresar. Su corazón le pertenecía  a ese maravilloso espíritu cetáceo. No podía defraudarlas. Iba a efectuar ese cambio. A pesar de que las aguas estaban muy frías, el regreso a casa no fue tan duro.  El clima fue relativamente ligero. Si bien hacia frio pero eran por los mares de la Patagonia. En ocasiones sentía la sensación de que las ballenas y su maravillosa luz lo protegían.

Al llegar a su casa sus padres lo abrazaron con alegría.
-¿Cómo te fue? ¿Viste a las ballenas? ¿Cómo son? – Le preguntaba su hermana con impaciencia.
-Son espectaculares y con un gran corazón. Aprendí mucho de ellas. En ese tiempo que compartí con ellas me percate como hemos abandonado al océano e irrespetando mucho de sus formas de vida. Todas las formas de vida son magníficas-
-Eso es cierto hijo. No todos perciben ese amor que tienes por el mar-
-He estado pensando en eso, y eso hay que cambiarlo. No podemos seguir tan insensibles a nuestro entorno-
-¿Qué quieres hacer?-
-En el tiempo que pase navegando en las noches escribí  acerca las ballenas y lo que quieren decirnos-
-¿Y, averiguaste algo?- pregunto su padre que tenía también sensibilidad por la vida marina.
-Hay que sembrar consciencias. Y la única forma es enseñando-
-Hay una escuela cerca de aquí. Podrías hacer contacto con los docentes- dijo su hermana
-No tengo estudios de docencia pero podría empezar con actividades sencillas-

Fue así que Santiago se acercó a la Escuela municipal del pueblo. A la directora le encanto la visita del muchacho. Pocas veces venia un marinero  a visitarlos. Había oído que el muchacho se había embarcado a una expedición a la Patagonia y quería saber todo lo referente a ello. Santiago le dijo que tenía una propuesta de educación ambiental en el área marina. Que le gustaría enseñárselos a los niños.  Podría ir un día a la semana y pienso que los chicos lo aprovecharían.

La directora le encanto. Había mucho descuido en educación ambiental. Se habían ejecutado proyectos pero no había prosecución. Y fue así como Santiago asistía una vez a la semana y realizaba juegos con los niños de ecología, obras de teatro con temas ambientales y por supuesto les relataba las historias de sus amigas las ballenas.
La asistencia a la escuela  de Santiago dio grandes frutos. Esos niños crecieron con gran consciencia ecologista brindando luz verde a su entorno y un gran amor por la vida marina.  Con el tiempo, él se llevó a un grupo de sus estudiantes en su fragata y les mostro la gran diversidad de vida que hay en el mar y como cuidarla. La experiencia llego inmensamente a los muchachos, y muchos de ellos en el futuro se convirtieron en grandes defensores del ambiente natural produciendo grandes cambios en muchas consciencias.
Nunca olvido esa maravillosa experiencia con las ballenas. A veces sueña con ellas y como nadan libremente por los mares vistiéndo  el paisaje marino con radiantes colores. Entonces se percata que se encuentran felices y él se encuentra satisfecho consigo mismo porque logró un cambio ecológico despertando consciencias a través de la enseñanza.






viernes, 17 de agosto de 2018

Lucia y su mundo de maravillas






Lucia nació en un pequeño poblado cerca de la costa en una noche radiante iluminada por brillantes estrellas. Era como si los astros esperaban su llegada a Plata. Desde pequeña la chiquilla fue una niña que irradiaba gran alegría a todos sus familiares y allegados. Su madre decía que su presencia fue siempre una bendición para los suyos.

La niña decía que vivíamos en un mundo de maravillas lleno de tanta magia. Podía percibir el lenguaje de las flores, el susurro del viento, la danza de los colibríes cuando llegaban a primera hora de la mañana a posarse en las flores y las señales que brindaba el sol a primera hora del día.
Se levantaba muy temprano para recibir los primeros rayos del sol. Les decía a sus padres que el astro tenía mucha magia ya que de él provenía  tanta vida y que aparecían en cada amanecer hasta media mañana. Sus padres la escuchaban y creían firmemente que su hija estaba llena de grandes fantasías.  Tal vez a medida que crezca desaparecerían esas ideas pero no ocurrió así.

A medida de que Lucia fue creciendo comprendió que las energías del sol se dejarían ver a la humanidad. Esto preocupaba mucho a la muchacha ¿Cómo reaccionaría la humanidad? ¿Podrían aceptar a sus singulares amigos? El sol tenía muchos hijos. Eran esferas pequeñitas vestidos de llamativos colores y tenían su propio lenguaje. Al principio ella no los comprendía ya que su lenguaje era vibracional y cósmico. Iniciaba  con pequeños zumbidos finalizando con campanillas. Era un deleite escucharlos e irradiaban tanto amor. A medida que ella los fue comprendiendo, ellos se le acercaban cada vez más. Indudablemente eran energías ya que al tocarlos irradiaban cosquillas y a veces un penetrante calor alrededor de su cuerpo. Sin embargo ella no les temía. No eran dañinos. Eran simplemente energías.

Ella nunca había contado a nadie acerca de sus queridos amigos ni siquiera a su mejor amigo Luis. Él la apreciaba mucho e incluso respetaba sus locas ideas acerca de levantarse temprano solamente para ver los colibríes pasar en cada amanecer en su hermoso jardín. Eso le parecía aceptable. Total su abuela lo hacía también en su casa, pero lo que no entendía era porque tenía que madrugar siempre.

Un buen día Luis decidió levantarse temprano y seguir a Lucia sin que ella se percatase. Sentía curiosidad que hacia ella todas las mañanas cerca de la costa de la playa esperando el amanecer. Reconocía  que los amaneceres eran preciosos pero ellos vivían en la costa así que verlos era algo rutinario. ¿Sera que ella veía algo más?  ¿Tendría un enamorado? Luis desecho esa idea. No se imaginaba  a Lucia caminando alrededor de la playa con algún extraño  de madrugada.

Ese día Lucia estaba ensimismada conversando con sus amigos mágicos. Le tenía un nombre a cada uno de ellos.
-Hola Perlita, Hola Escarlata, Hola Azulejo, hola esmeralda y no me olvido de ti pequeñín Violeta-
Las pequeñas esferas se le acercaban levemente a cierta distancia. Les extrañaba mucho esa humana que podía percibirlos y era cariñosa con ellos.
Luis no podía creer lo que estaba viendo. Su amiga se había vuelto loca. ¿Con quién hablaba? ¿Con el sol? Sera que esos paseos a la playa le habían afectado a la cabeza. Salió de su escondite y se dirigió rápidamente a su amiga.
-Hola Lucia ¿Con quién hablas? – pregunto Luis curiosamente.
-¿Qué haces tan temprano por aquí? No eres de los que se levantan temprano- le respondió con desconfianza al verse descubierta.
- Pues cuéntame. No se lo diré a  nadie-
-No sé si confiar en ti. Te podrías asustar-le respondió.
-Miedo yo. Para nada- dijo con seguridad.
Las esferas lo observaban también. Parecía que ese humano era amigo de la muchacha. Tal vez sería inofensivo así que decidieron mostrarse. Total,  Radiante no se había levantado todavía completamente en la mañana y podía estar un poco más cerca de los jóvenes
Las esferas se fueron acercando hasta encontrarse cerca de ellos.
-¿Qué es eso?- dijo Luis retrocediendo.
-Por eso no te quería decir nada. Sabía que te asustarías- dijo Lucia
Luis observo la seguridad de su amiga así que decidió también acercarse. El  nunca había sido miedoso pero claro eso era palabras mayores.
-¿Desde cuándo los ves?- pregunto Luis.
-Todos los días y aparecen cuando amanece. No son bellísimos. Si te permaneces quieto tal vez se atrevan a tocarte-
-No es peligroso- pregunto con desconfianza.
-No seas tonto. Son totalmente amigables-
Luis se sentó al lado de su amiga. Realmente las esferas eran preciosas y emitían un ligero cosquilleo al ser tocados.
-Lucia mira esa no es una esfera. Tiene otra forma. ¡Que bellas!-
-Vaya nunca había aparecido. Debes caerle bien- dijo Lucia en complicidad.
-Parece un polígono y es de un tono azul brillante- dijo Luis.
En un instante aparecieron otras. Estas no eran esferas parecían flores con la diferencia que flotaban sobre el agua a medida de que el sol se levantaba.
-¿Qué es eso? ¿Son flores?- pregunto Luis con sorpresa.
-Podrías decirlo- No podría llamarlo de otra manera.
-Lucia. ¿Qué pasaría si otros lo vieran? – pregunto Luis con curiosidad.
-No quiero ni pensarlo. No todo el mundo está preparado para percibir tanta belleza. Generalmente se asustarían como te ocurrió a ti al principio. La humanidad es muy temerosa a lo que no conoce. Es lamentable que no puedan percibir estas maravillas. Aunque yo sé que empezaran hacerlo-
-¿Por qué dices eso?-
-Porque ya es tiempo- respondió Lucia.
-¿Tiempo de qué? –
-De que la humanidad descubra otras realidades con el fin de que despierte y así se den cuenta de que no somos los únicos que vivimos en el planeta-
-¿Hay otras formas de vida?- pregunto curioso.
- Yo hablaba de ellos pero también son muy sensibles. Perciben el miedo y por supuesto no se le aparecen a todos-
-Y entonces, ¿Qué va ocurrir?-
-No me lo han dicho-
-Se comunican contigo- dijo Luis extrañado.
-No es fácil entenderlo. Yo solo puedo entenderlo escuchando con el corazón. Luis, nuestro mundo tiene tantas maravillas y la gente no se percata todavía de ello. Además creo que va pasar algo y está relacionado con la presencia de las esferas y estos seres luminosos-
-¿Tienes alguna idea de que puede ocurrir?
-No tengo idea. Creo que está relacionado con el despertar masivo de la humanidad-dijo Lucia
-¡Despertar! Ni que estuviésemos encerrados en una burbuja durmiendo- dijo Luis burlonamente.
-Me refiero que va llegar el momento de que las personas van a tener que aprender a convivir mejor unos con otros a pesar de las diferencias. Todos somos únicos y especiales Luis. A ti te gusta el deporte y te encantan los animales. Todos tenemos talentos, pero si no los usamos en beneficio de los demás ¿de qué sirven?-
-Vaya. No sabía que te habías percatado de ello- dijo Luis sorprendido.
-Claro que sí. Sé que te gusta el futbol y cuidas a los animales. Eres de buen corazón, pero un poco flojito. Si te lo propusieras pudieras hacer más por los animales-
-Bueno, todos tenemos defectos y virtudes. Oye, se van. ¿Sera que se asustaron?-
-No tontín. Es por que ya es mas tarde. Ellos solo aparecen temprano en la mañana-
-Y, ¿Se esconden?-
-Generalmente se van resguardando en los árboles. Allí hay bastante energía amorosa-
-¡Energía! ¿De qué hablas?-
-Los arboles irradian mucha energía y a ellas les gusta estar allí. Se sienten muy a gusto en ellos-
-Vaya sabes mucho de ellos-
-Los he visto desde pequeña y me parecieron tan divertidos pero nunca tuve con quien compartir la experiencia- dijo Lucia abrazando a su amigo.
-Bueno esto será nuestro secreto hasta que ellas decidan aparecer a otras personas- dijo el muchacho.

Desde ese instante, se estableció una conexión más fuerte entre los dos. Habían sido amigos desde la infancia pero Luis no conocía esa faceta de Lucia, y realmente le encantaba. Era tan sensible y comprensiva. Con razón las esferas dejaron que las viera desde que era niña.
-Puedo venir otros días acompañarte. La verdad es que es un espectáculo maravilloso-
-Por supuesto- dijo Lucia con entusiasmo.
Desde ese momento, Luis asistía todos los días acompañar a Lucia a ver a las esferas y a los otros seres luminosos, pero también le gustaba su compañía y empezaba a sentir algo especial por ella. Además, él era muy buen dibujante y un día le regalo una bella ilustración detallando en ella como aparecían esos seres luminosos en cada amanecer.
-Es bellísimo. Los detallaste perfectamente- dijo Lucia dándole un beso y un gran abrazo.
-Me alegro que te haya gustado- dijo sonrojándose.
-Eres muy bueno dibujando. Tienes grandes talentos. Deberías aprovecharlos y hacer algo con ellos. Son magníficos dones-
-Estaba pensando que al terminar la secundaria estudiar veterinaria. Siempre es bueno saber diagramar cuando trabajas con animales pero también me gusta mucho el arte. No sé qué elegir-
-Puedes hacer las dos cosas y complementarla una con otra- dijo Lucia.
- ¿Qué hay de ti? ¿Cuáles son tus planes?-
-Yo no me quiero ir lejos. Además si me voy a la ciudad me perdería de la presencia de los ambientes naturales y estos magníficos amaneceres-
-Realmente uno tiene que hacer lo que le hace uno feliz- dijo Luis.
-No tienes que irte muy lejos. A media hora en coche hay una pequeña Universidad. Me parece allí enseňan Letras-
-¿Para qué me serviría?-
-Para escribir acerca de tus experiencias. Eres muy afortunada. El hecho de tener amistad con estos seres luminosos no es una situación ordinaria-
-Es cierto. Soy buena escribiendo, pero muy mala dibujando-
-Yo te podría ayudar con eso, pero para ello hay que formarse- dijo Luis.

Con el tiempo los dos muchachos entraron en la Universidad. Lucia se convirtió en una excelente escritora y escribió libros infantiles y juveniles. Pensó que a esas edades sus ideas llegarían más efectivamente. Era más difícil escribir a adultos. Luis estudio Veterinaria y al final de su carrera volvió a vivir en Plata y colabora en el cuidado de un albergue de animales. Todavía mantiene contacto con Lucia y la ayuda en las ilustraciones de sus historias. Realmente hacían un buen equipo y una bonita pareja pero nunca se había atrevido a expresar sus sentimientos.
Lucia también lo quería mucho pero le pasaba lo mismo. Compartían intereses comunes. Eran idealistas, sensibles y les gustaba servir como ayudar a los demás, pero en el tema del amor no eran muy diestros.

Un día Luis se comunicó con Lucia y le informo que le tenía una sorpresa. Le gustaría que se vieran en un amanecer como hacían antes de jóvenes en la playa. Lucia no lo dudo. Esperaría el fin de semana ya que su amigo trabajaba en un refugio de animales todos los días y solo tenía libre los domingos.
Ese domingo se encontraron en la playa. Lucia respiro la brisa marina y percibió con placer el olor a sal del mar.
-Cuéntame. He contado todos estos días esperando lo que vienes a decirme- dijo sonrojándose.
Luis le entrego un paquete forrado con un papel lila en sus manos.
-Ábrelo. Espero que te guste- dijo con timidez
Lucia lo abrió con avidez. Era un bello libro diagramado a mano con escenas  y descripciones de los fantásticos seres luminosos.
-Sé que no soy muy bueno con crear historias pero espero que te sirvan las ilustraciones-
-¡Que bello y que delicado! ¿Lo hiciste tú mismo? Me encanta dándole un beso y un abrazo efusivo que dejo sorprendido a Luis.
-Nunca pensé que te había impactado las esferas y los otros seres luminosos- dijo Lucia.
-Sabes el Sol es la clave de la presencia de estos seres. Si estos magníficos seres son  amorosos y desean ayudar a la humanidad. Imagínate el espíritu maravilloso que debe representar el sol- dijo Luis pensativo.
-Nunca lo había visto así. Gracias Luis. Es un regalo maravilloso. Es un detalle precioso de tu parte- dijo Lucia,
Ambos se dieron cuenta en ese momento del  profundo sentimiento que sentía uno por el otro y ese amanecer fue testigo del inicio de un gran amor que finalizaría hasta el fin de sus vidas. Ese día el sol se vistió con mucha luz regalándoles la presencia de multitud de esferas de colores. Ambos se sintieron bendecidos por ello. Era como si estos seres luminosos percibieran su alegría y el gran amor que sentían uno por el otro.

miércoles, 25 de julio de 2018

La magia de los arboles





Cuentan que los druidas  se desempeñaban  como sacerdotes de gran relevancia en la cultura Celta. Estos son renombrados como grandes guerreros en sus tiempos. Sin embargo los druidas desempeñaban un gran rol en la comunidad Celta y eran muy respetados por ello. Poseían una sabiduría innata y una gran conexión con la naturaleza de la cual adquirían todos sus dones. La elaboración de pociones, curaciones, elixires partían de una conexión energética con el cosmos del bosque y de la variedad del medio vegetal.

Los druidas afirmaban que los árboles más antiguos poseían una gran sabiduría y establecían conexiones energéticas con los rayos del sol. Existía una gran comunicación entre ellos por lo que había que dar las gracias por las bendiciones que nos otorgaba la naturaleza. Era realmente un misterio ¿Qué clase de comunicación establecían los árboles con los rayos del sol? ¿Por qué en el amanecer y el atardecer brillaban más las ramas de los árboles? ¿Por qué las hojas de los árboles se levantaban hacia la luz del sol en cada amanecer? Los druidas afirmaban que así como la madre naturaleza daba las gracias por un nuevo día así deberíamos hacerlo nosotros. Hay  tanto que agradecer. La bienvenida de un nuevo día traía tantas alegrías y la naturaleza nos lo recordaba constantemente.

Lamentablemente es poco lo que sabemos acerca de su legado ya que no hay nada escrito acerca de ellos en virtud de que su sabiduría se comunicó  de generación en generación mediante el lenguaje oral. Con el fin de acceder a desempeñarse como druida en las comunidades celtas, estos    tenían que pasar por grandes pruebas y años de estudios.

Los celtas eran muy temerosos de las energías del bosque y por ello respetaban mucho a la comunidad druida y los ubicaban en una alta jerarquía en su contexto social. En aquel tiempo la Tierra todavía era un planeta joven y los seres humanos todavía tenían muchas supersticiones ante los fenómenos de la naturaleza y por ello le daban tanto poder a los Druidas. Sin embargo, ellos les enseñaban a los celtas de la importancia de escuchar la voz de la naturaleza. No había que temerles ya que somos parte de ella. A pesar de ello no se atrevían mucho entrar al bosque cuando la comunidad druida establecía sus asambleas. A veces escuchaban los animales estaban más sobresaltados cuando esos sacerdotes estaban en sus reuniones y creían que establecían sacrificios con el fin de establecer mayor conexión con el cosmos. Sin embargo eran puras conjeturas y no hay nada escrito acerca de ello.

Orlin habitaba en una comunidad Celta cerca de las Galias y con un gran protagonismo en la participación  en el arte de la Guerra. Todos los niños se adiestraban desde pequeños en el uso de las armas y arte de la defensa personal. Sin embargo, Orlin no tenía ningún interés en ello. Le llamaba la atención el bosque y visitar a sus amigos los árboles. Decía que le encantaba percibir sus lucecitas cuando amanecía temprano en la mañana y al atardecer. Los demás niños les parecía un niño muy extraño y no querían compartir con ya que a estos les interesaba establecer otro tipo de juegos.

Su madre se preocupaba mucho por él ¿Por qué tenía que ser tan diferente? La aldea lo va ignorar y no hay algo peor que un celta marginado. Sin embargo, ella veía un potencial en su hijo. Tal vez su camino sea otro y se convierta en uno de esos misteriosos druidas. Sería una ventaja tener un sacerdote en la familia. Aunque poco le gustaban esas raras reuniones que establecía la comunidad de Druidas en el bosque. Se oían muchos sonidos de animales asustados cuando desempeñaban esos ritos paganos.

A escondidas de su madre se adentraba en el bosque a primeras horas de la mañana para percibir esas lindas esferas y luces de colores que se formaban en las ramas de los árboles. Con el tiempo pudo percibir dos fenómenos distintos en la naturaleza. Al amanecer aparecían esas flores de colores en el rocío del agua, y cuando la luz solar se reflejaba en las ramas. Mientras por el otro lado cuando estaba muy feliz y sentía la alegría de los Cedros gigantes, estos le regalaban la presencia de esferas de colores. Eran realmente impactantes todos los secretos que tenía el bosque. Con razón los Druidas eran tan misteriosos. Inclusive podía sentir la presencia y amor de los animales silvestres como si ellos sintiesen el respeto y admiración que sentía él hacia ellos. Era una relación recíproca.
Nadie sabía de sus visitas al bosque por lo menos eso creía él. Un día se distrajo y no se percató del pasar de las horas y uno de los Druidas lo descubrió sentado cerca del Cedro gigante.
-¿Qué haces por aquí muchacho? ¿No sabes que es peligroso? Estamos en época de Luna llena. Pronto celebramos homenaje a Oenach - 
-Me gusta conversar con las lucesitas de los Cedros- dijo Orlin ingenuamente
-Te refieres a las luciérnagas- dijo el Druida sonriendo
- No. Las Lucesitas de colores que aparecen temprano  en la mañana cuando llegan los primeros rayos del sol- dijo al druida arrepintiéndose de darle esa información después. 
- Esa conexion con los Cedros no la tenemos ni nosotros.
- Eso es porque ustedes no los escuchan con el corazón. Además solo los utilizan para preparar las pociones y para esas extrañas ceremonias.
- A través de ellas hemos ayudado siempre a tu comunidad. No seas osado y desagradecido. No te castigare porque solo eres un niño. Ahora vete, antes de que cambie de opinión- dijo el druida furioso.

Orlin se levanto rápidamente y se fue corriendo hacia su aldea. No le gustaba ese druida. No quería a sus amigos los Cedros, solo utilizarlos. Estaba seguro que ni gracias le daba a la naturaleza cuando se beneficiaba de ella. Con razón,las burbujas de colores no se le aparecían.

El muchacho fue al bosque con menos frecuencia sobre todo cuando los Druidas realizaban esas festividades extrañas. Nunca le dijo a su madre nada. Los cánticos molestaban mucho a los arboles. Eran ruidos muy intensos para los sensibles Cedros.

Con el tiempo el muchacho fue creciendo y llego el momento en que los guerreros mas valientes serian elegidos para para participar  en las guerras contra las tropas de Julio Cesar. A el no le interesaban la guerra de las Galias. Por supuesto no fue elegido. No lo veían como un potencial guerrero de su aldea como tampoco participante en viajes por mar.
Sin embargo, Amargan era un un druida mas benevolente. Se le veía la bondad en sus ojos y defendio a Orlin cuando la comunidad Celta lo margino por no estar a la altura de las exigencias de la comunidad. El druida veía un potencial en Orlin. Percibía en el la posibilidad de que se convirtiese en un druida participando activamente en el bosque e iniciándolo en el aprendizaje de su culto. Le parecía  que el muchacho a pesar de su juventud poseía un espíritu sabio. Lo defendio y sugirió ante una asamblea que se iniciara  en el aprendizaje de las enseñanzas druidesas.
Orlin no sabia que decir. Por un lado se sentía alagado. La guerra y la violencia le molestaban sobre manera y no se veía participando en ella pero tampoco quería participar en sus ritos y ceremonias de luna llena. Nunca había olvidado el encuentro con ese druida que tuvo en la infancia.

Nunca le había confesado a Amargan de la vida energética que habitaba en los arboles. Ellos se jactaban que conocían todos los secretos de la naturaleza pero el tenia la empatia con las plantas y por ello podía percibir esa maravillosa vida presente en el medio natural. Orlin fue de gran ayuda a la comunidad druida. Los ayudaba en la preparación de brebajes e ungüentos y conocía cada arbusto como su utilidad para las dolencias.
Siempre se negó a participar en esos ritos. Hablaba previamente  los arboles brindándoles apoyo con el fin de que supieran que ocurría realmente en esos días de luna llena. Los abrazaba con cariño hablándoles en un lenguaje que solo ellos entendían, y entonces las esferas de colores brillaban mas que nunca. Era un sentimiento que ambos compartian.

Amargan siempre respeto al muchacho. No todos los druidas estaban preparados para para partir en los ritos. Estaba seguro de que Orlin tenia u lazo fuerte con las plantas, pero no sabia exactamente en que consistía.

Orlin sabia que no debía ser egoísta. Los arboles les contaban sus secretos, sus alegrías y tristezas, pero temía por ellos, así que no comento nada a nadie. No quería verlos lastimados. Respetaba a los druidas, pero sabia que utilizaban a los arboles para esas ceremonias y quería protegerlos.

El tiempo fue pasando y Orlin se convirtió en uno de los druidas mas respetados de la comunidad. Nunca dejo de apoyar a su aldea, pero siempre escondió el lazo especial que tenia con la naturaleza y su lenguaje en común. Tal vez con el tiempo, la humanidad le dará  mas valor a las plantas y empezara a descubrir la maravillosa vida que habita en cada una de ellas. Era su esperanza.







martes, 17 de julio de 2018

Los Cometas de colores





Carlos y María les gustaba cruzar el bosque después de la Escuela. Era todo una aventura. Siempre había algo que ver. María sentía afición por observar las flores silvestres que crecían cerca de los árboles gigantes. Eran de gran altura  con un grosor en el tronco jamás visto por el hombre. Los abuelos de María decían que eran más antiguos que la misma humanidad. La muchacha también conocía todas las hierbas medicinales necesarias para cualquier dolencia. En su familia no le gustaba el uso de antibióticos. Decían que su uso frecuente enfermaba más al paciente, así que se curaban con hierbas medicinales  y en su pueblo ningún habitante había enfermado gravemente salvo una herida o una mordedura de algún animal.

María a escondidas de su maestra llevaba un registro del nombre de todas las hierbas y uso para cualquier dolencia y dibujos de todas las flores silvestres. Decía que la naturaleza tiene muchos secretos y es tan generosa porque siempre está dispuesta ayudarnos. Con las hierbas preparaba infusiones, gotas medicinales e ungüentos para aliviar cualquier picadura.
 En cambio Carlos se conocía el nombre de todos los insectos  ¡Qué asco! No sé cómo podía tocarlos y meterlos en esas cajitas para después estudiarlos. En el fondo le daba lastima esos pobres bichos. Ellos tenían su hábitat natural y sabía que su existencia beneficiaba a otras especies en el bosque. Sin embargo, ella quería mucho a Carlos y no quería herir sus sentimientos, pero un día agarraría esas cajitas y las botaría al bosque cuando él se descuidara. Pobres animaluchos, pensar que los científicos los estudian y los clavan en alfileres en libros.

Ese día había un sol radiante y la luz brillaba más que nunca en las copas de los árboles.
-No nos mandaron mucho trabajo en la escuela. Podemos quedarnos más tiempo en el bosque. Hay una  madriguera que tiene conejitos. Podríamos escondernos y observar a esos chiquitines- dijo Carlos
-Perfecto- respiro aliviada María pensando que le iba proponer observar algunos escarabajos.
-Vamos a descansar debajo de esos árboles y comer. Todavía me queda un poco de sándwich-
-yo no tengo nada- dijo María desconsolada
-Yo te doy la fruta. Además allá hay un riachuelo y podemos tomar agua fresca-
Ambos niños descansaron y se dirigieron al riachuelo y saciaron su sed.
-Mira María. En el cielo- dijo Carlos a su amiga.
- ¿Qué hay en el cielo? Yo no veo nada-
-Allá, cerca del sol. Parecen unos cometas de colores-
-Que imaginación tienes- dijo María riéndose.
Carlos indignado jalo a su amiga por la camisa para que se fijara con detenimiento.
-Allá- dijo señalando al cielo
-Ten cuidado. No mires al sol. Te puedes hacer daño a los ojos-
-Se dirige hacia las colinas- dijo emocionado Carlos
Efectivamente parecían unos cometas e iban cambiando de color a medida que se alejaban.
-¿Qué crees que sea?- pregunto curioso Carlos.
-Es realmente muy extraño. Nunca había visto nada parecido.
-¿De dónde provienen?- pregunto María
-Parece que vienen del sol- respondió su amigo.
-Es realmente un misterio. Mi abuela dice que un día habrá señales en el cielo porque la Tierra se va desplazar en otra dirección-
- Yo no haría mucho caso. Son cuentos de viejos - dijo su amigo despectivamente.
Ella dice que sus antepasados afirmaban que llegara el día que la Tierra se va desplazar en otra dirección y se iniciaría con el tiempo una era de paz, pero no iba ser fácil porque los humanos pasarían por pruebas muy duras antes de ello.
-Me estas asustando. ¿Qué pruebas? Pensando en catástrofes naturales
-No seas tonto. No va ser el fin del mundo. Parece que va ser una era de cambio. Nosotros no tenemos por qué preocuparnos. Al parecer los que van a sufrir más son aquellos que no saben compartir y no entienden cómo ayudar a sus vecinos. De eso se trata. Que la humanidad aprenda a convivir respetándose unos a los otros-
-Todo eso lo dijo tu abuela- pensando que no iba ser egoísta y le iba a prestar más seguido su pelota a su vecino.
-Sí, pero son historias viejas. Nada es seguro-
-Vamos hacia las colinas para observarlos más de cerca- propuso Carlos
-No te parece que es poco prudente- dijo María temerosa.
-No seas miedosa. No nos vamos acercar mucho. Yo quiero averiguar que son-
Ambos niños fueron corriendo hasta llegar a la colina. Pudieron divisar como los pequeños cometas como los había llamado Carlos se perdían hacía en el cielo. Ambos oyeron voces y se escondieron rápidamente detrás de un Cedro.

Ambos estaban sorprendidos con lo que vieron. No eran  cometas. Pudieron divisar llamas de diferentes colores y estaban discutiendo.
-¿Cuántas veces tengo que decírtelo Escarlata? No debemos aterrizar en la Tierra. Podemos desplazarnos en el espacio cerca de Solecito, pero jamás aterrizar en la Tierra. Nos pueden ver-
- ¿A qué se debe el mal humor? Seguro es porque llegue primero- dijo desafiante
-Y si nos ven los humanos ¿Qué haremos?- respondió
- Por cierto, ¿Dónde está Plateada?- dijo Escarlata preocupada.
-Seguro que se topó con los árboles y se escondió. Ya sabes que le gusta convertirse en círculos plateados. Le encanta la energía de los árboles-
Efectivamente los niños observaron un Cedro lleno de círculos plateados en sus ramas ¡Que bellos! Brillaban emitiendo una luz asombrosa.
El viento empezó a resoplar y la brisa toco ligeramente a los niños. Carlos no pudo aguantar y estornudo.
-¿Qué es eso? ¿De dónde proviene ese ruido? Lo que nos faltaba. Hay humanos cerca- dijo Azulejo.
- De repente son amigables. Eres muy desconfiado- dijo escarlata moviéndose de un lado a otro.
-Ahora estamos perdidos. Los últimos humanos que nos vieron formaron un escándalo terrible y tuvimos que agarrar vuelo rápidamente hacia el Sol y no nos podemos ir todavía hasta que se oculte nuestro amigo en las montañas-
Carlos le parecía todo tan divertido y tan gracioso. Se estaba imaginando los hombres huyendo de unas llamas volátiles. La idea de pensar en eso le dio mucha risa.
-Salgan de allí quien quiera que sea-
Los niños salieron tímidamente de su escondite y observaron las llamas de colores con curiosidad.
Escarlata los vio atónitos. No gritaban por el contrario solo se reían.
-Azulejo. Son solo niños. No va pasar nada. No seas tan desconfiado.
-¡Hola! Saludo tímidamente Carlos
-¿De dónde vienen ustedes? Son muy bellos. Me encantan sus colores- dijo amablemente María.
- En serio- dijo Escarlata moviéndose coquetamente.
- Y se transforman al pasar por los árboles. Es increíble- dijo María sorprendida
-Eso lo hace nada más plateada-
-Venimos del sol. Cuando los rayos son más fuertes nos gusta pasear por el cielo-
-Son como cometas- dijo María impresionada
-No. No provenimos del espacio. Vivimos cerca de ustedes. Nos gusta mucho su planeta, pero poco humanos nos ven- dijo Escarlata.
¿Y, hay más de ustedes viviendo cerca del sol?- pregunto María curiosa
-Muchos más- dijo Azulejo amablemente observando que los niños eran confiables.
-Sin embargo no nos dan permiso presentarnos mucho a los humanos. Son tan impredecibles- dijo Escarlata
-Además nos gusta la energía de los árboles. Tienen tanto amor, así que nos gusta transformamos y descansar un rato en sus ramas hasta viajar de vuelta a casa-
-Esto es increíble. Que lastima que pocos lo sepan. Imagínate no solo convivimos con plantas y animales sino también con cometas amigos- dijo Carlos emocionado.
A Azulejo le hizo mucha gracia de que lo llamaran Cometas amigos y se acercó gentilmente a los niños.
-¡Que calor! Casi me quemo- dijo retrocediendo María.
-Disculpen. Es que procedemos del Sol y por eso no nos acercar mucho a ustedes-
-Entonces mi abuela tenía razón- dijo María pensativa
- ¿Qué dijo?- pensando Escarlata lo peor
-Dijo que aparecerían sucesos nunca vistos en el cielo-
-Es cierto. Ya es hora que los humanos sepan de nuestro presencia y nuestros primos las esferas- dijo Azulejo arrepintiéndose un poco al dar esa información a los niños.
-¿Dónde están esas esferas? –Pregunto Carlos curioso
-A veces en los árboles y en sucesos en donde las personas están felices- dijo Escarlata.
-Son muy alegres. Les gusta la dicha y alegría, y les encanta como celebran los humanos cumpleaños, y como se divierten. A veces se les presentan a personas especialmente sensibles-
-Es cierto. Mi abuela dijo que cuando era niña había visto esferas azules grandísimas, pero ella lo tildo de Ángeles-
-Son sus guardianes- respondió rápidamente Plateada que se había transformado otra vez en un pequeño cometa.
- Tengo una idea. Voy a escribir una historia acerca de ustedes. Dibujo muy bien no es que quiera ser presumida- dijo sonrojándose María.
-Estará la humanidad preparada para saber de nosotros-
-Si lo relato como un cuento dirán que es producto de mi fantasía. Les parecerá divertido, y cuando aparezcan más de ustedes no se asustaran tanto- dijo María.
-No podría ser mejor idea- dijo Carlos entusiasmado.
-Nuestra familia aparecerá pronto así que tendrás que apresurarte- dijo Plateada.
-De todos modos todos somos una gran familia porque tenemos lazos con la Tierra- dijo Azulejo.
-¡Qué maravilla!-dijo Carlos imaginándose todos esos seres  desplazándose en el cielo y la percepción de esas enigmáticas esferas.
-Todo eso que estás pensando ocurrirá- dijo Plateada
-También me lees la mente- dijo Carlos ensimismado
-No, solo los sentimientos y afectos-
- Escarlata. Ya va atardecer. Tenemos que irnos. Fue un  placer conocerlos – dijo  Azulejo tocándoles la cabeza. Ambos niños se tocaron la cabeza. No les dolió mucho. Era más que todo como un cosquilleo y se despidieron amablemente de sus nuevos amigos.
En cuanto fue atardeciendo los niños vieron cómo se elevaban dirigiéndose hacia el Sol
-Esto fue increíble. Fue más divertido que ver los Conejos y cazar escarabajos- dijo Carlos.
-Podrías buscar otra afición. Esos pobres bichos tienen su hogar- dijo María con tristeza.
-Pero, me encantan los insectos. Además así ayudo a las personas para explicarles cuales son peligrosos y aquellos que son inofensivos-
-Te entiendo, pero puedes estudiarlo aquí en el bosque. La naturaleza te lo agradecerá- dijo en su defensa María.
-Tienes razón. No tengo porque meterlos en las cajitas, pero no dejaré de observarlos-
-A mí me encanto conocer las cometas. Tengo bastante material para escribir y pintar-
-Sí, fue muy divertido- dijo Carlos
Con el tiempo ambos niños crecieron, pero nunca se olvidaron de su aventura en el bosque. En ocasiones  cuando se oculta el sol pueden divisar sus amigas cometas otra vez. Ahora que son mayores concuerdan que son energías que siempre han estado con nosotros pero la humanidad no los ha descubierto.

sábado, 14 de julio de 2018

Maria y las flores solares




Frondoso no podía ser más dichoso. Vivía en un hermoso vecindario vestido con bellas Margaritas y cercano a sus queridos hermanos Rosita y Dorado. Él era un joven Samán de gran altura albergando en sus ramas Ardillas, turpiales y una gran bandada de periquitos silvestres. Rosita era una bellísima Apamate que se vestía de color lila en el mes de Mayo y Dorado un coqueto Araguaney que adornaba el vecindario de color amarillo durante todo el año.

Él y sus hermanos se saludaban todas las mañanas con gran alegría y a todos los animales que habitaban en sus ramas como también a aquellos seres misteriosos que aparecían cuando Solecito brindaba sus primeros rayos en la mañana. El vistoso Samán los conoció desde que era un pequeño árbol sembrado por los niños de una escuela. Sabía que eran familia de Solecito y se vestían de esplendidos colores en todas las plantas. Sin embargo los humanos no los conocían. Frondoso los amaba tanto. Era una gran dicha tenerlos cerca. Los humanos estaban interesados más en descubrir vida en otras galaxias y planetas ignorando las bendiciones y otras formas de vida presentes en el suyo.

También aparecían en el cielo cuando el sol iluminaba con mayor fuerza el día. Vestían el cielo con estrellas plateadas que deslumbraban a todo aquel que  osaba verlos. Sus hermanos no tenían tanto interés en conocerlos. Sabían de su presencia y los respetaban. En cambio la curiosidad de los humanos era ilimitada. Menos mal que habían permanecido en secreto para ellos. Estos tenían unos ojos tan delicados que podían deslumbrarlos.

Frondoso sabía también de la preocupación de su querida Gaia. El planeta había estado sujeto en un inmerso sueño escondiendo a los humanos sus más misteriosos habitantes, pero ella estaba cambiando. Se estaba moviendo en otra forma alrededor de Solecito, y al despertar los humanos también tendrían que hacer lo mismo, pero aquello era una tarea difícil. ¿Por qué buscaban vida en otros universos? Si había tanta vida en su propio planeta. A veces Frondoso pensaba que estos eran muy obstinados y ciegos sin percatarse de la gran vida que había a su alrededor.

Frondoso sabía desde el fondo de su corazón que a medida que los humanos desarrollaran más sensibilidad a su entorno estos aparecerían y se darían a conocer. Muchos humanos habían hecho tanto por el planeta y salvado muchas especies preocupándose también por la salud del planeta, y ello lo llenaba de esperanza. Pero, ¿Cómo se comunicaría con ellos? Ellos creían que eran los únicos que tenían lenguaje. Que equivocados estaban. Sus hermanos se comunicaban por ondas electromagnéticas alertando a sus otros amigos cuando había peligro cerca y la familia de Solecito los ayudaban.

Rosita tenía un secreto. Ella recibía la visita de una pequeña niña todos los días. No llegaba a diez años. Saludaba a  Rosita todas las mañanas y sembró alrededor del coqueto Apamate  vistosos Lirios, y Margaritas. El entorno del bello Apamate era cada vez más colorido.
-Y ese bello Jardín- le pregunto un día con sorpresa Frondoso
-Me los hizo mi amiga María-
- ¿Las pequeña abejita ?- preguntó Frondoso con Sorpresa.
- No, es una pequeña niña. No es igual a los otros niños  y adultos. Nos quiere y nos defiende a capa y espada. No permite que ningún otro humano se suba a nosotros buscando a nuestros pequeños periquitos para enjaularlos en esas prisiones en sus casas.
Dorado los escucho con ciertos celos. También quería un bello jardín como aquel que tenía su hermanita más pequeña.
-Esa humana va crecer y se va olvidar de ti- dijo Dorado hiriente.
- Puede ser cierto, pero es nuestra oportunidad de comunicarnos con los humanos.  Tal vez si nos escucha nos decora con esas bellas flores-
-Y crees realmente que nos escuchará- pregunto Dorado.
- Es una chica muy sensible. Tal vez descubra que nosotros nos comunicamos entre nosotros y las vistosas flores.
-Buena suerte Frondoso-

La niña descubrió un día que cerca del vistoso Amapate habían otros árboles, así que decidió decorar y sembrar a su alrededor.  Dorado estaba tan feliz. No lo habían olvidado. Como gratitud se vistió de gala con vistosas flores amarillas.
Frondoso observo la actitud amable de la pequeña y se le ocurrió una idea. Le mostraría sus amigos solares. ¿Los vería? Tenía dudas pero valdría la pena intentarlo.
Un buen día la chiquilla llego temprano a la mañana y rego las flores como a los árboles. Saludo a los animales como a las plantas y de repente se percató de la presencia de focos de luz cerca de las ramas.
-¡Que bellas son ustedes! Nunca había tantas florecitas de colores que brillaran a la luz del sol. Qué mundo tan maravilloso existe en las plantas.
-La niña los puede ver. Esto es increíble- dijo Dorado.
La pequeña tomo un cuaderno de dibujo y lo gráfico. ¿Qué hare? Nadie me creerá. No importa. Tal vez construya una  historia con ellas.
María venia todos los días a saludar a sus amigas solares. En ocasiones se vestían de multitud de colores e incluso descubria  algunos nuevos que desconocía.
-No se vayan a desaparecer. Son muy lindas e impactantes. No las miro muy de cerca porque me pueden hacer daño a los ojos. Que lastima que los adultos no valoren todo aquello que se encuentra cercano a nosotros.
Sin embargo no se olvidaba de los árboles. Sabía que le gustaban las flores que las acompañaban ya que siempre se vestían de flores radiantes. En ocasiones sentía que ellos la comprendían y entendían sus sentimientos hacia ellos.

En su comunidad muchos se encontraban preocupados por el medio ambiente así que organizaron un evento artístico infantil para publicar una historia en la revista ecológica: “Todos somos importantes” Debería ser original, creativa, y que brindara un mensaje positivo en beneficio del medio ambiente.
María paso horas en su habitación diagramando y escribiendo la historia. Las llamo las flores mágicas.
La competencia fue muy dura. Había muchos talentos. Sin embargo la niña logro llegar en primer lugar y su historia se publico en la renombrada revista.
Por supuesto no se olvidó de sus amigos y le relato la historia que había escrito dándoles las gracias por tan bella oportunidad.
María disfrutaba mucho de la compañía de ellos por lo que pasaba horas leyendo y  estudiando cerca de ellos, no en su aburrida habitación. Cuando se despedía le daba un abrazo a cada árbol en el tronco sintiendo mediante ello una bella  vibración y sonidos que la hacían feliz, y por supuesto las amigas solares se vestían cada día ante ella de radiantes colores.
-No las voy olvidar nunca. Siempre serán mis amigos- decía siempre despidiéndose.

Con el tiempo María creció y se convirtió en una gran escritora de renombre pero su obra más famosa fue siempre acerca de sus flores mágicas. Mejoró la obra y le dio una perspectiva ecologista e espiritual. Millares de personas la admiraban. Muchos le preguntaban qué o quién la había inspirado.
-Las flores solares. Se encuentran en las plantas y en todo aquello que tenga vida. Lamentablemente nadie lo ha descubierto. Nuestro planeta es tan bello. No hay necesidad de ir al espacio para descubrir otros horizontes. Tenemos tantas bendiciones en nuestro planeta,  por ello debemos cuidarlo más que nunca.

María no se conformó con ser escritora. Quería dejar un legado. Así que visitaba a las escuelas. Les leía sus historias e invitaba a los niños a conocer a sus amigas solares como a mostras a los chicos como cuidar el medio ambiente.
Frondoso, Dorado y Rosita todavía permanecían firmes  rodeado por las flores que María había sembrado y cuidado desde pequeña.
En muchas charlas María afirmaba: “Tenemos que empezar por la infancia para establecer los cambios. Muchos de nosotros ya hemos vivido pero ellos son nuestra esperanza para construir un mundo mejor. Además tenemos que escucharlos porque dentro de cada idea infantil, hay un gran  potencial por lo que es necesario orientarlos. Si no fuera por el contacto que tuve en mi infancia por la naturaleza no hubiese logrado nada de lo que soy ahora. La naturaleza nos pide que prestemos atención a sus mensajes. No solo es cuidar, preservar sino también convivir. Todo se conquista con amor y también debemos dar el ejemplo nosotros mismos porque allí es donde se efectuara la transformación”
Con el tiempo todo fue cambiando. Frondoso y sus amigos pensaron que los humanos merecían una oportunidad y todo fue gracias a esa pequeña niña que supo escucharlos,  y a las flores solares.

Santiago y las ballenas de la Patagonia

Santiago desde pequeño había creído firmemente en que vivimos en un universo mágico. La magia la podemos encontrar por doquier. Se en...