miércoles, 7 de agosto de 2019

Santiago y las ballenas de la Patagonia





Santiago desde pequeño había creído firmemente en que vivimos en un universo mágico. La magia la podemos encontrar por doquier. Se encuentra en el susurro del viento, la bendición de la lluvia, el canto de las aves, la diversidad de la vida marina, el amor y la maravillosa energía de los árboles y el canto a la vida  de los animales hacia sus familias.

El muchacho provenía de una familia de marineros. Su padre y sus tíos se levantaban en el amanecer a adentrarse en el mar para pescar  con el fin de nutrir a su familia y amigos. Respetaban mucho la vida del mar y no tomaban más allá de lo necesario. Les disgustaba aquellos pescadores que tomaban la vida del mar  solo por deporte y crueldad.  El padre de Santiago siempre les enseño a sus hijos a respetar y honrar la vida y el muchacho lo practicaba en su vida personal.

Lucia sentía pasión por la siembra y tenía un huerto encantador en  las áreas verdes de la casa. No faltaba comida en casa. Siempre tenían cosecha de tomates, pimentones, cebollines, papas y muchas leguminosas. Ambos hermanos tenían bellas aficiones. Mientras Lucia sentía pasión por la siembra y compartía su amor con la naturaleza, Santiago le encantaba todo lo que acontecía en el universo como a todos los fenómenos celestes y  a la energía del mar.
Sabía que existía vida en otros planetas pero ¿Cómo serían? ¿Serian como nosotros? ¿Existiría otras formas de vida presentes en el espacio? Debería ser increíble conocerlas.
Sin embargo, él le parecía que su amable planeta tenía tanta magia. Había tanta conexión entre los seres vivos. Los pájaros eran felices en sus árboles y volaban libres por los aires. Los insectos beneficiaban al medio natural equilibrando las necesidades de la naturaleza y eliminando plagas. Los animales iluminaban el medio natural mostrando amablemente al hombre su diversidad de vida y el medio marino tenia tantas formas de existencia.

Solo el humano no comprendía esa conexión. Ese bello acto de amor que poseían todos los seres vivos unos con otros. Inclusive su hermana Lucia le hablaba a sus plantas y ellas le sonreían brindándoles los mejores frutos y vegetales. ¿Por qué la mayoría de las personas no lo veían?
Inclusive el sol y la lluvia tenían su propia magia cuando mágicamente aparecía posteriormente un bello Arcoíris. Santiago había tenido la fortuna de presenciar varios sin embargo había sido testigo de uno después de una noche tormentosa. Su familia pensaba que esa noche su padre no volvería a casa. La lluvia era interminable. Al amanecer, el muchacho pudo percibir un bello Arcoíris en forma de Aureola alrededor del sol. Allí supo que su padre regresaría a salvo a casa.
-No se preocupen. Veremos pronto a nuestro padre-
-¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿Cómo va sobrevivir padre de esa terrible tormenta?- dijo su hermana
- Ojala sea cierto Santiago. Estoy realmente preocupada- dijo su madre con lágrimas en los ojos.
-Miren este bello Arcoíris. Es Dios que nos brinda una señal de esperanza-
-Tu siempre tan positivo-dijo su hermana.
Sin embargo a las dos horas apareció su padre en casa sonriente como si no hubiese pasado nada.
-¿Cómo es posible que hayas sobrevivido de esta terrible tormenta?- dijo su  madre abrazándolo con mucho cariño.
-Tuvimos ayuda. Una bella ballena nos mostró camino- dijo su padre sonriendo.
-Eso si es extraño. En estos mares no hay ballenas- dijo su madre.
-Si. Apareció de la  nada. La seguimos. Estábamos mojados  y con mucho frio, y sin embargo  decidimos acompañarla  Total, nos trajo a casa-
-Me alegro muchísimo. Indudablemente hay mucha magia en el mar- dijo su hermana
- No solo eso. Ellos conocen el corazón de las personas. Ellas sabían que padre siempre ha respetado la vida del mar y seguro por eso decidieron ayudarlo. Todos los animales sienten e incluso perciben los sentimientos de las personas. Dicen que las ballenas son mágicas como los delfines. Por eso ayudan en ocasiones a la humanidad-
-Tú siempre con tus ideas. Pero sigue así hijo con esos sentimientos tan nobles. Toda forma de vida debe ser respetada-
Santiago se percató también de que el Arcoíris no solo había salvado a su padre sino también le había otorgado un bello mensaje. Por lo menos eso lo sentía su corazón.

El muchacho amaba al mar y a toda vida que habitaba en el. Desde las algas minúsculas  que  habitaban en las profundidades hasta las enigmáticas ballenas. Tenía la certeza de que había una conexión entre la energía del Arcoíris y las Ballenas pero no sabía cuál era el vínculo.
Siempre había  pensado que coexistimos en un universo de colores. La naturaleza es un reflejo de ella y cada color tiene un significado. A él le gustaba mucho el azul porque lo relacionaba con el mar y todo en lo que en el habitaba. Nunca se había puesto a pensar si la energía de las ballenas y los bellos sonidos que emitían tenían una cierta relación con los colores del Arcoíris. Era una idea descabellada ya que el Arco Iris aparece nada más cuando hay un cruce entre la lluvia y el sol.

La pasión de Santiago por el mar lo convirtió en un gran marinero. Sabia donde se encontraba los mejores peces para el consumo humano, pero jamás revelo la ubicación de los corales que se encontraba en alta mar y el maravilloso mundo que existía en él. Lo descubrió por casualidad. En el habitaban hermosos cardúmenes de peces de vistosos colores, caballitos de mar, estrellas, y algas de singulares formas. Nunca había visto algo así.  Eran de enigmáticos colores y parecían que tuviesen vida inteligente y sentimientos. Al tocarlas con cariño se deslizaban de un lado de otro emitiendo bellos susurros y tonos musicales. Qué mundo tan maravilloso. Ese era su secreto. Era demasiado hermoso. El hombre todavía no estaba preparado para descubrir, respetar y amar esa maravillosa vida.
Sin embargo su curiosidad por las enigmáticas ballenas siempre estuvo presente en su corazón.  ¿De dónde vendrían esos fantásticos animales? ¿Cuántas especies existirían? ¿Por qué producían ese canto tan hermoso? ¿Querrían darnos un mensaje a los humanos o todavía estamos tan sordos para no escucharlas? ¿Qué conexión tendrían con los colores del Arcoíris? Todas esas preguntas se la hacia Santiago. Le hubiese gustado estudiar Biología Marina, pero era muy cara y no podría costeársela. Hay otras formas de aprender. El mar era su escuela y todo lo que experimentaba  en sus travesías era maravilloso.

En su tiempo libre se construyó su propio velero. Era una pequeña fragata singular. La había pintado de color azul y la tela de la veleta la había diseñado con un bello Arcoíris y un sinfín de estrellas. Su hermana le parecía que era muy original y le sugirió ponerle un nombre, así que Santiago la llamo Estrella Veloz.

Santiago y Estrella Veloz se hicieron grandes compañeros de viaje. El muchacho se había recorrido toda la costa pero nunca se había atrevido adentrarse en alta mar lejos de los suyos.
Sus padres se habían dado cuenta del amor que tenía el muchacho por el mar pero también se habían percatado que su hijo no se había atrevido a irse muy lejos para no dejarlos a ellos solos ya que las ventas de pescado eran muy buenas debido a que  él conseguía los mejores pescados de la costa.
-Hijo. A veces es bueno perseguir los sueños- le decía su padre
-¿A qué te refieres? Tengo todo lo que deseo aquí-
-Sabemos de tu pasión por las ballenas. Podrías aprender un poco más de ellas. Tal vez tengan algo que decirte- le decía su padre.
-Tendría que irme muy lejos-
-Deberías…- le dijo su hermana.
-Y cuando descubras más acerca de ellas nos podrás relatar tu aventura  cuando vuelvas de regreso a casa- dijo su  madre apoyándolo.
-Tienes ya bastante experiencia. Nunca te has perdido en tus travesías y eres un muchacho muy sensato. Sabes lo necesario para un gran trayecto. Solo tienes que arriesgarte. Puede ser una gran experiencia de la cual podrías aprender mucho- dijo su padre con cariño.

Así fue que Santiago decidió zarpar a los profundos mares de La Patagonia y decidió prepararse para ello. Trabajó muy duro para costearse semejante excursión. La travesía involucraba llevarse gran reserva de alimento. Sin embargo soñaba hacer contacto con las Ballenas. Sentía que podía aprender mucho de ellas.

Se preparó por varios meses y acondiciono muy bien a Estrella Veloz para resistir el viaje.
Llego el día y su corazón saltaba de emoción. ¿Cómo sería La Patagonia? Dicen que es una tierra hermosa y con grandes bendiciones naturales. Se despidió de su familia con un gran abrazo. Sabía que los iba a extrañar mucho. Nunca se había separado de su familia pero sabía que valía la pena.
Las primeras semanas fueron bien ligeras. El mar le respondía con calidez y no había sombras de tormenta pero a medida que se adentraba en los mares fríos, el clima cambiaba totalmente. En ocasiones  amanecía con lluvia y se calmaba a medida que se acercaba en la tarde, pero mientras  más se adentraba más en las aguas del Atlántico Sur el frio era más inclemente. Sabía que estaba cerca de encontrar a sus amadas ballenas pero la niebla  y la lluvia no lo tenía muy orientado. ¿Qué podría hacer? Se sentía perdido.

En lo más profundo de sus pensamientos pidió al Universo que lo ayudara. Las estrellas nunca le habían fallado. Fue una noche intensa. No dejaba de llover y al amanecer se pudo percibir los primeros rayos de sol. Santiago estaba exhausto. Se froto los ojos y percibió con sorpresa una bella sorpresa un bello Arcoíris  con intensos colores en el cielo. Era espectacular. Todo esto era buena señal. A la lejanía le pareció escuchar sonidos. ¿Serían las ballenas? Santiago estaba emocionado y su corazón palpitaba con fuerza. Lo que vio lo dejo totalmente impactado.

Ante él se encontraba una ballena gris de gran tamaño con sus pequeños cachalotes. Sus ojos se encontraron y al parecer se estableció una conexión maravillosa entre ellos. La ballena les cantaba amorosamente a sus pequeños. “Que amor tan grande”. Los pequeños le respondían con pequeños sonidos. Era una melodía de gran energía.
El cetáceo   volteo la mirada hacia Santiago emitiendo sonidos bellísimos. El muchacho se acercó cerca de ella con cautela dirigiendo con destreza su embarcación. No podía creer lo que percibía sus ojos. La piel de la ballena estaba escarchada y brillaba a la luz del sol y a el pequeño cachalote también le brillaba la piel pero con un tono azulado. No sabía que las ballenas eran tan bellas. Sin embargo sus ojos emitían un dejo de tristeza. ¿Qué le pasaría? Esa tristeza llego a lo más profundo de su ser. Empezó a oír un conjunto de tonos musicales interiormente dentro de su cabeza. Nunca había experimentado algo así, pero no estaban llenos de vida. Era como si quería comunicarle algo. Puso atención escuchando con su corazón, y entonces comprendió. Ella le estaba transmitiendo una gran angustia. Su especie estaba en peligro y el humano no se había percatado totalmente de como los mares iban a cambiar si no se adquiría consciencia del respeto que se debía tener a todas las formas de vida. Ellas eran mensajeras y protectoras de los mares pero si desaparecían como iban a seguir ayudando.

Santiago toco a la ballena con mucho cariño comunicándole que no se preocupara que él iba a cambiarlo.  Era como si se entendieran mutuamente. La ballena lo invito a que lo siguiese y se encontró con una gran cantidad de ballenas. Todas brillaban ante la luz del sol de diversos colores. Parecían los colores del Arco Iris. El muchacho paso meses compartiendo con ellas y ya era capaz de descifrar su lenguaje. Ellas le contaban sus secretos y le relataban que vendría un cambio para el planeta y que el debería ayudar enormemente para que la humanidad no se perdiera.

Llego el momento de la despedida. Santiago sabía que tenía que regresar. Su corazón le pertenecía  a ese maravilloso espíritu cetáceo. No podía defraudarlas. Iba a efectuar ese cambio. A pesar de que las aguas estaban muy frías, el regreso a casa no fue tan duro.  El clima fue relativamente ligero. Si bien hacia frio pero eran por los mares de la Patagonia. En ocasiones sentía la sensación de que las ballenas y su maravillosa luz lo protegían.

Al llegar a su casa sus padres lo abrazaron con alegría.
-¿Cómo te fue? ¿Viste a las ballenas? ¿Cómo son? – Le preguntaba su hermana con impaciencia.
-Son espectaculares y con un gran corazón. Aprendí mucho de ellas. En ese tiempo que compartí con ellas me percate como hemos abandonado al océano e irrespetando mucho de sus formas de vida. Todas las formas de vida son magníficas-
-Eso es cierto hijo. No todos perciben ese amor que tienes por el mar-
-He estado pensando en eso, y eso hay que cambiarlo. No podemos seguir tan insensibles a nuestro entorno-
-¿Qué quieres hacer?-
-En el tiempo que pase navegando en las noches escribí  acerca las ballenas y lo que quieren decirnos-
-¿Y, averiguaste algo?- pregunto su padre que tenía también sensibilidad por la vida marina.
-Hay que sembrar consciencias. Y la única forma es enseñando-
-Hay una escuela cerca de aquí. Podrías hacer contacto con los docentes- dijo su hermana
-No tengo estudios de docencia pero podría empezar con actividades sencillas-

Fue así que Santiago se acercó a la Escuela municipal del pueblo. A la directora le encanto la visita del muchacho. Pocas veces venia un marinero  a visitarlos. Había oído que el muchacho se había embarcado a una expedición a la Patagonia y quería saber todo lo referente a ello. Santiago le dijo que tenía una propuesta de educación ambiental en el área marina. Que le gustaría enseñárselos a los niños.  Podría ir un día a la semana y pienso que los chicos lo aprovecharían.

La directora le encanto. Había mucho descuido en educación ambiental. Se habían ejecutado proyectos pero no había prosecución. Y fue así como Santiago asistía una vez a la semana y realizaba juegos con los niños de ecología, obras de teatro con temas ambientales y por supuesto les relataba las historias de sus amigas las ballenas.
La asistencia a la escuela  de Santiago dio grandes frutos. Esos niños crecieron con gran consciencia ecologista brindando luz verde a su entorno y un gran amor por la vida marina.  Con el tiempo, él se llevó a un grupo de sus estudiantes en su fragata y les mostro la gran diversidad de vida que hay en el mar y como cuidarla. La experiencia llego inmensamente a los muchachos, y muchos de ellos en el futuro se convirtieron en grandes defensores del ambiente natural produciendo grandes cambios en muchas consciencias.
Nunca olvido esa maravillosa experiencia con las ballenas. A veces sueña con ellas y como nadan libremente por los mares vistiéndo  el paisaje marino con radiantes colores. Entonces se percata que se encuentran felices y él se encuentra satisfecho consigo mismo porque logró un cambio ecológico despertando consciencias a través de la enseñanza.






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